miércoles, agosto 10, 2005

Caprichos de la inspiración



Resultan curiosos los caprichos de la inspiración. Curiosos y, a menudo, hirientes. En especial para la gente que trabajamos a partir de ella cada día. No sé qué criterio siguen las musas para presentarse; no se trata de medir la bondad ni valorar el trabajo. Simplemente, hay días que no aparecen, y hay otros en los que no te las sacas de encima y todo tiene un alto nivel de metáforas y símiles. Lo cual es desesperante, para el que lo vive o al que le toca recibir esas altas dosis de pastelosidad. Dicen que la inspiración está muy ligada a la melancolía. Pues vaya, parece que no se puede ser feliz y escribir decentemente al mismo tiempo. Hoy no estoy inspirada. Insípida, desaboría, pasiva, distante, indiferente. Menos mal que hoy la inspiración no me tiene que dar de comer. Hoy galvanizo mentalmente mi ciudad. Observo las caras y los gestos de la gente. Hoy vivo entre el rebaño, porque no estoy inspirada para salir de él. Planeo una huída. Vivo los momentos previos a un concierto. Me compro un helado y paseo. Llamo a mis amigos y les digo que les quiero. Bromeo con mis padres. Me cargo de energía con el agua y el sol. Hoy quizá no esté inspirada, pero la vida sigue siendo maravillosa.

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