viernes, noviembre 18, 2005


Más sobre nacionalidades, del gran Juan José Millás, en una columna publicada en El País, el 23 de noviembre del 2003.

Si es que no hay nada como quitarse la venda de los ojos para aprender a mirar.

NACIONALIDADES
Juan José Millás
El País


Lo diré sin ambages (qué rayos querrá decir ambages): si yo dispusiera de un nacionalismo alternativo que me protegiera del nacionalismo casposo, inculto, pendenciero y sudado del PP, me refugiaría bajo su techo hasta que pasara esta tormenta histórica. Y eso que no soy nacionalista. Dejen, pues, de echarse la culpa unos a otros por el ascenso de ERC en las elecciones catalanas. Si no hubiera más remedio que pertenecer a una nación, yo no sé a cuál me apuntaría, pero sí de la que saldría huyendo como de la peste: de la España rencorosa de Aznar, de la España taimada de Rajoy, de la España mentirosa de Arenas, de la España matona de Cascos, de la España agresiva de Ana de Palacio, de la España meapilas de Michavila o Acebes, de la España machista de Zaplana, de la España tétrica de Fraga Iribarne, de la engominada de Piqué... Si la tensión con los llamados nacionalismos periféricos no ha hecho más que aumentar a la sombra de la mayoría absoluta del PP, quizá sea porque a veces no sabemos lo que queremos, pero tenemos muy claro lo que no y lo expresamos de ese modo.
Por otra parte, si yo fuera un votante de ERC, estaría indignado por el modo en que se refieren a esta formación las autoridades. Hablan de ella como de un tumor que le hubiera salido al sistema cuando, que yo sepa, se trata de un partido legalmente constituido que tiene, como todos, la aspiración legítima de ser votado y gobernar. Quiere decirse que los cientos de miles de señoras y señores que han escogido a esa formación no deberían ser tratados por los representantes del Gobierno central como agentes infecciosos, sino como adultos responsables que han elegido la opción que les venía en gana porque creían que esto era una democracia.
Se empieza con referencias despectivas a "los comunistas" y se acaba negando el pan y la sal al otro. Lo malo es que cada día es más fácil caer en la condición de otro: basta con que te produzca un escalofrío la oquedad intelectual de Bush, el acento tejano de Aznar, el expediente de regulación de empleo de Antena 3, o el desparpajo político de Esperanza Aguirre, encantada en su papel de fotocopia. A ver si alguien inventa una nacionalidad otra en la que pedir asilo.

Perdón por ser catalana


ANDREU BUENAFUENTE
Soy Catalán ( Pásalo )
Martes, 1 de noviembre de 2005 - 17:59h.

Yo soy catalán, sí, y sólo espero que las cosas vayan bien en todos los aspectos de la vida. Sólo espero (sigo haciéndolo cada día) que el ser humano o lo que queda de él, trabaje por un mundo mejor. Más justo, menos competitivo y excluyente con los que no tuvieron la suerte de nacer en un punto, llamémosle rico del planeta. Para desear lo que acabo de decir, uno puede ser catalán, gallego, croata, venezolano o de ninguna parte. Hay gente que no se siente de ninguna parte. Hoy, he empezado denominándome catalán a causa del enorme e incompresible chaparrón político que se ha desatado sobre nuestras cabezas, como si no hubiera temas importantes. Con motivo de la ya famosa propuesta del Estatut (que nadie ha leído), se ha recrudecido y hasta envenenado el eterno debate sobre nuestros DNI, los supuestos sentimientos de patriotismo y ese tipo de cosas que no nos importan a la gente de la calle. Dado que ésta es una sociedad mediática apabullante, los presuntos periodistas y sus grupos ejercen de jueces en lugar de informadores. Predisponen en lugar de servir las noticias.

Así es como se oscurece el clima y se cambian la palabra "debate", por "crisis" o "debacle nacional". La derecha se apunta al carro de la crispación y demuestra que no sabe vivir en la oposición. No tiene ideología. Sólo pretende recuperar el control del "chiringito". Y, para eso, cuanto más grande e incuestionable sea el "chiringuito" nacional pues mejor. A la derecha, le trae al fresco la modernidad y la evolución del estado. Si pudiera, ni se hablaría de éso. Como si callar, eliminara el problema. Los políticos, en general, enfocan los temas con torpeza, se les escapan de las manos y generan la inquietante sensación de que "tenemos un problema". Bueno, pues yo no tengo ni quiero tener problemas de este tipo. Yo exijo que el estado aplique todos sus mecanismos legales y reguladores para eliminar el conflicto de nuestra vida cotidiana. Somos libres. Nos gestionamos así y el miedo, el oscurantismo y los apocalípticos deberían estar prohibidos. Porque no es sano, ni moderno, ni democrático. Todos aquellos, los que sean, que aviven el fuego de la controversia, deberían verse en un espejo y contemplar sus aspectos de hechiceros de la tribu.

Si Catalunya quiere un nuevo estatuto, ¿qué vamos a hacer? Pues lo que dice la ley. Esperar a que el Parlamento español se pronuncie y considerar todas las declaraciones vertidas durante el proceso como un elemento más del juego democrático. De nada sirve juzgarlas por separado. De nada sirve ensalzar a los radicales, ni demonizar a los que discrepan, ni ridiculizar al gobierno. Bueno, sí. Sirve para cargarse al estado. Aquí, donde yo vivo, nadie quiere ofender a nadie. Nadie quiere enfrentamientos porque las heridas del pasado son demasiado dolorosas como para desear reabrirlas.

¿Unidad Nacional? Estaremos unidos si respetamos nuestras diferencias e identidades, conservadas con esfuerzo y alguna tragedia a través de los siglos. Si nos sentamos en una mesa a construir la España del siglo XXI, conseguiremos erradicar esa sensación de pantano agrietado que amenaza con llevarse por delante tantos años de poso común.

Los tiempos cambian y los pueblos que conforman el Estado español son más listos, avanzados y orgullosos. ¿Que hay de malo en eso? El orgullo sumado nos hará más fuertes. Nos plantará ante Europa como un pulpo de tentáculos rápidos y musculosos y no como un cangrejo con boina que camina hacia atrás y no ve el progresos aunque lo tenga delante de sus narices.

Soy catalán. Mis padres emigraron desde Andalucía tras una guerra fraticida. Mi jefe es italiano y vive en Madrid. Uno de mis mejores amigos es de Chamberí. Su hija nació en China. Mis parientes se reparten por Valencia, Murcia y Galícia. Mi compañera de trabajo nació en New York. Toda esa gente, ahora y aquí, pedimos políticos a la altura de las circunstancias que negocien nuestro futuro con sentido común y profesionalidad.

jueves, noviembre 17, 2005

Novatadas.


Primera conexión con la unidad móvil a solas mientras la jefa de prensa de la Delegació no se separa de mí; se me acaban las pilas de la grabadora; se me acaba la cinta, me he olvidado el cable del micro y me tengo que pasar el acto pegada a un altavoz; se me caen los papeles, no me entra un corte de voz, me atasco en un párrafo y encima me sacan en el informativo comarcal. Pero cuando llego a la radio me dicen que todo ha salido perfecto. Así que me compro un trapito para premiarme y me meto en la cama, a ver si se me pasa este amago de gripe (que no aviar, espero).
Y mañana será otro día.

Me gusta er fúrbol.


EL PAÍS, 16 DE NOVIEMBRE DEL 2005.

El gran Forges: http://www.forges.com

domingo, noviembre 13, 2005

A los que luchan

Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay otros que luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años… y son muy buenos, pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.
Bertolt Bretch


Los hay que luchan, día tras día, y no salen en los periódicos; luchan por la vida, por la felicidad, por ese otro mundo posible.
A mi familia, por luchar, siempre.

Sí, soy del montón. ¿Y qué pasa?


Y qué pasa si soy del montón
Si no me gusta llamar la atención
Si en las fiestas no destaco …
Si en el súper se me cuelan …
Si por más que me suba la falda
Me tiemblan las piernas.
Ni guapa ni fea
Ni gorda ni flaca
Ni un gran porvenir …
Ay de mí, las dudas más caras siempre van a por mi.
No me digas, no me digas que hoy te has fijao
Después de las noches que he pasado a tu lado
No me digas que hoy me ves especial “sobrenatural”
Soy del montón y no estoy de rebajas.
Y qué pasa si soy del montón
Si siempre salgo con mi caparazón. S
i en los bailes siempre piso …
Si en el bingo me despisto …
Si con un par de copas
Cuento lo más íntimo.
Ni subo ni bajo
Ni pierdo ni gano
Ni llego hasta el fin …
Ay de mí, si cambiara mi suerte no podría dormir.
No me digas, no me digas que hoy te has fijao
Después de las noches que he pasado a tu lado
No me digas, no me digas que hoy te has enamorao
Que me has visto llegar y te has “deslumbrao”
No me digas más …
Que esta noche quiero volar
Y contigo hace tiempo que aterricé en este bar.
Soy del montón y no estoy de rebajas.

Qué pasa en Francia 3. Maruja Torres al aparato.



'Alonsanfán'
MARUJA TORRES
EL PAÍS - 10-11-2005

El profesor Debatini está de nuevo entre nosotros. Especula sobre el comportamiento violento de los jóvenes que se rebelan en las ciudades de Francia. La sociedad y los medios de difusión, perplejos. Será porque no han visto películas de Bertrand Tavernier; o porque no han mirado nunca a los ojos a los franceses de los barrios marginales. Profesor Perplejini, maestro Debatini: seamos serios. ¿De verdad pensaban que nadie, nunca, iba a levantarse? ¿Ni siquiera en Francia, la cuna de la Contestación (gran palabra del 68, infórmense sobre su sentido), de la Comuna, de la Revolución? ¿Creían que el Sistema (otra definición de entonces) no despertaría ira?
Llegados a este punto, Perplejini pregunta a Debatini (angustiados los dos): ¿Y quiénes son? ¿Son blancos, son negros, son café con leche? ¿Son islamistas o islámicos, musulmanes o musulmánicos? Etiquetemos, empaquetemos.

Y además, dice Debatini, carecen de ideología. No pertenecen a sindicatos, ni votan. Un momento: en estos tiempos, quemar un coche en vez de robarlo es una prueba de ideología tan sólida y válida como la que supone llamarles chusma. En mi opinión, mucho más prometedora. Quizá no los queman porque no pueden tenerlos, sino porque odian lo que representan.
Frente a la violencia de sus métodos, nosotros preferimos la calma sistemática, el estilazo a fuego lento con que se les viene negando aquello que se les prometió (liberté, égalité, fraternité) en las escuelas que ahora también incendian. Nos va más el savoir faire con que se les viene cancelando, a estos jóvenes hoy airados y revueltos, a esta chusma, toda posibilidad de esperanza, de futuro. La derecha que gobierna en Francia recortó los subsidios destinados a obras sociales hasta extremos exasperantes, pero lo hizo con guante de seda, con implacable finura.
En esos barrios el paro entre los jóvenes alcanza el 40%, el doble que en la población francesa normal. Ya antes, la izquierda gobernante los había considerado carne de subsidio.
¿Puede ocurrir aquí también? El mundo entero tiene el culo al aire. La tortura se deslocaliza como las fábricas y el empleo se subcontrata como la tortura. Algún día algunos no lo van a soportar más. Allons, enfants.

Qué pasa en Francia. 2.



08-11-2005
Crónica de la "intifada de los suburbios"
Los adolescentes excluidos hacen arder Francia
Flor Beltrán
Socialismo o Barbarie

Desde hace casi diez días en esta ciudad arden las cités (barrio popular con grandes edificios de alquiler regulado, propiedad del estado), que son guetos ubicados en los suburbios de París y otras ciudades, donde viven en la extrema pobreza la población proveniente de las ex colonias del imperialismo francés. Todas las noches, los jóvenes pobres y excluidos salen a la calle, se enfrentan a la policía e incendian automóviles, ómnibus, oficinas públicas, supermercados y otros negocios. En los últimos días, esta explosión de rabia social se está extendiendo a otras ciudades de provincia.
Desde 2003 la derecha francesa, y principalmente Nicolás Sarkozy (ministro del Interior) había comenzado una campaña para ganar el electorado de extrema derecha que vota a Le Pen.
Es que el gobierno de Chirac-Villepin-Sarkozy viene debilitado y en crisis. Fue derrotado en las urnas y con él toda la política de la burguesía multinacional, en mayo pasado, cuando el NO a la constitución europea gano ventajosamente en todo el país.
Después vino una dura lucha contra la privatización de los Ferris, lucha ejemplar, donde la población de Marsella, Tolón y Bastia apoyó en masa a los huelguistas. Esta lucha terminó en una semi derrota porque la central mayoritaria CGT negoció con el gobierno Villepin: para decirlo claramente, traicionó la lucha de los trabajadores.
En esos días, las centrales sindicales llamaron una jornada de lucha el 4 de octubre, jornada en las que los trabajadores privados se unieron a los públicos, cosa que no pasaba desde hace años. Los usuarios de los transportes y la población en general apoyaron la jornada. Pero las centrales sindicales burocráticas, luego de una reunión con el primer ministro Villepin, decidieron "darle tiempo" al gobierno.
La zanahoria y el bastón
Frente a una difícil situación social y política, el gobierno aplica como es costumbre la línea de la zanahoria y el bastón. El primer ministro Villepin es el que ofrece la zanahoria, mostrándose "abierto" con las centrales sindicales, pero sin aplicar ninguna medida seria ni que lesione los intereses de los capitalistas. Lo único que ha dispuesto para paliar el flagelo del desempleo son unos contratos precarios en cantidad muy limitada y además muy mal pagados: un poco más que la ayuda mínima para sobrevivir que reciben los desempleados. En una convocación de la agencia nacional de empleo en Paris había 900 personas para 200 empleos de este tipo. Muchos de ellas con diplomas de estudios superiores y experiencia. Cada día Francia muestra más la crisis del sistema capitalista.
El bastón está a cargo del ministro del interior Sarkosy. Golpeando con el bastón policial las cabezas de los jóvenes descendientes de inmigrantes, trata de demostrar a los electores de Le Pen [1] que, como racista y represor, puede superar a la extrema derecha y a los fascistas.
Acá no se trata de utilizar lo de la "guerra contra el terrorismo" (como Bush en EEUU), sino la lucha contra la "chusma". Es decir, contra los jóvenes habitantes de los barrios de trabajadores, mayoritariamente inmigrantes o sus descendientes. Además, muchos de ellos son musulmanes... De modo que también empalma con la campaña "islamofóbica", otra de los temas permanentes de la burguesía, el gobierno y los medios...
La inmensa mayoría de estos jóvenes -que ya son casi todos "ciudadanos de la República Francesa" de segunda o tercera generación- están desempleados... y sin la menor esperanza de conseguir trabajo. Llevar un nombre o apellido de origen magrebí o africano, [2] tener la piel más oscura de lo debido, domiciliarse en alguna de las cités, haber estudiado en alguna escuela de esa zona, etc., hace prácticamente imposible conseguir empleo. La única perspectiva es la miseria, a veces algún trabajo precario y muy mal pago... o la delincuencia...
La "solución" del gobierno Villepin-Sarkozy y de los capitalistas a este problema social no es, por supuesto, crear empleos, sino la represión. Sarkozy prometió "limpiar" las cités reprimiendo con dureza los jóvenes excluidos y/o provenientes de familias emigrantes. A su política la llama "tolerancia cero", expresión creada en EEUU para la represión policial más salvaje, en Nueva York y otras ciudades, contra los pobres, los negros, los hispanos, etc.
Sarkozy prometió, entonces, "limpiar" las cités con el Karcher, aparato que arroja chorros de agua a alta presión para limpiar las aceras y los muros. Sarkozy prometía limpiar así esas "ciudades", como si los jóvenes fueran basura.
Así, la policía realiza rafles (batidas) violentas para detener jóvenes indiscriminadamente. Hacen controles de las cartas de identidad con los modales más violentos e insultos racistas para provocar su reacción. Si reaccionan, los jóvenes son golpeados y arrestados. Se expulsa violentamente de los viejos edificios a los inmigrantes y descendientes. Sirve de justificativo para eso la sospechosa ola de incendios de algunos de esos edificios, donde hubo varias muertes. Los inmigrantes sin visa de trabajo son inmediatamente expulsados. Familias enteras han sido deportadas.
Pero, repentina y sorpresivamente, los jóvenes excluidos decidieron enfrentarse al bastón de Sarkozy. Un episodio particularmente horroroso desencadenó todo.
Breve crónica de nueve días que conmovieron a Francia
Jueves 27 octubre: En Clichy-sous-Bois, cité de los suburbios de París, dos jóvenes de 15 y 17 años mueren carbonizados al entrar en una cabina donde había un transformador de electricidad gran potencia. Un tercero fue gravemente quemado y está en el hospital. Los jóvenes huían de un control policial, porque no tenían con ellos las cartas de identidad. Temían, entonces, sufrir los golpes, arrestos y humillaciones habituales. Los jóvenes estaban jugaban al fútbol y no robando, como decía la versión oficial de la policía. La gente se pregunta: ¿por qué la policía miente? ¿Qué es lo que esconden? Los disturbios comienzan, son espontáneos, piedras y vehículos quemados.
Viernes 28 de octubre: Algunos "mayores" tratan de calmar los adolescentes (mayoritariamente entre 12 y 17 años). Pero la revuelta estalla en las grandes avenidas que rodean la "cité". Los primeros blancos son la oficina de correos, un camión de bomberos, las paradas de autobuses y una escuela. Algunos balazos contra los carros policiales y los CRS (antimotines), piedras. Numerosos vehículos quemados.
Sábado 29 de octubre: Las organizaciones de musulmanes realizan una marcha silenciosa. Se acusa al ministro del interior Sarkozy y se pide justicia. La alcaldía, las asociaciones y religiosos parecen controlar la situación. El alcalde pide cuentas al ministro Sarkozy, todo parece en calma, no hay presencia policial. Pero al anochecer, después de la ruptura del ayuno musulmán de Ramadán, [3] 400 policías aparecen en actitud provocativa. Como de costumbre se trata de rodear el barrio, como los legionarios romanos, trotando, casco listo, escudo y flashball, recorren las calles. Todos están comiendo en sus casas. Cuando los jóvenes salen, son insultados por los policías. Hacia las 9 de la noche, en la mezquita unas 1..300 personas rezan, mientras algunas basuras arden en la calle.
Domingo 30 de octubre: A las nueve menos 5 de la noche, un religioso musulmán grita desesperado. La policía ha lanzado gases lacrimógenos al interior de la mezquita en plena ceremonia. Algunas mujeres se han desmayado. Todas las negociaciones con la policía son inútiles: "váyanse a sus casas", les ordenan, y los hacen correr en las calles. Sarkozy en la televisión justifica la intervención policial y continúa levantando la política de la "cero tolerancia".
Lunes 31 de octubre: Sarkozy felicita la policía. Dice que no es la policía la que ha gaseado la mezquita. La prensa y la TV comienzan a dudar de la versión oficial. El hermano mayor de una se las víctimas se niega a hablar con Sarkozy. Los disturbios se extiendes a las urbanizaciones vecinas.
Martes 1 de noviembre: 180 vehículos quemados, los disturbios se extiendes a las comunas vecinas, los religiosos musulmanes tratan de calmar los ánimos, inútilmente. Un joven responde a los periodistas: "No han debido tratarnos de chusma". Pide la renuncia del ministro Sarkozy.
Miércoles 2 de noviembre: La crisis en el gobierno es evidente. Villepin (primer ministro) y Sarkozy anulan sus viajes al exterior y se muestran divididos frente al problema. Los disturbios continúan extendiéndose, coctel molotov contra un puesto policial. Una venta de automóviles, un centro comercial, taller de automóviles y 315 vehículos son incendiados.
Jueves 3 de noviembre: 600 vehículos incendiados, 27 autobuses, una escuela, una alcaldía y dos comisarías son atacados, así como depósitos industriales. Los disturbios se extienden a la provincia. En la prensa comienzan a criticar la "orientación" represiva de la policía.
Viernes 4 de noviembre: 754 vehículos incendiados, disturbios en numerosas comunas y en provincia. Dirigentes políticos piden la cabeza de Sarkozy, incapaz de controlar los disturbios.
Notas
[1].- Líder tradicional de la extrema derecha francesa.
[2].- Mágreb, Magreb o Maghreb es un participio árabe que significa lugar por donde se pone el sol, el Poniente, la parte más occidental del mundo árabe. La parte opuesta se denomina Máshreq o Levante. Tradicionalmente se ha llamado Mágreb a la región del Norte de África que comprende a Marruecos, Túnez y Argelia, ex colonias francesas de donde viene gran parte de la inmigración.
[3].- Ramadán es el noveno mes del calendario musulmán, conocido por ser el período en el que los musulmanes realizan un ayuno diario desde la salida hasta la puesta del sol. La palabra Ramadán se suele usar incorrectamente para designar dicho ayuno, cuyo nombre en árabe es awm.
Flor Beltrán Corresponsal en Francia de Socialismo o Barbarie http://www.socialismo-o-barbarie.org/

Qué pasa en Francia. 1.


08-11-2005
Arde París
Anna Maria Merlo
Sin Permiso


Quienes no saben expresarse, encuentran desahogo en la violencia, pero es más sorda y más terrible la rebeldía que se acumula en quienes creyeron en la fábula del «ascensor social» mediante el estudio y hoy se hallan en el paro. O en la precariedad, si son afortunados (compartiendo aquí la suerte de otros jóvenes europeos, aunque falte un movimiento político capaz de canalizar esa rabia, en Francia como en otras partes)

NO SON «inmigrantes» quienes se rebelan en la periferia del gran París, sino jóvenes y jovencísimos franceses, de tercera generación, luego de que una chispa ha hecho estallar la rabia acumulada desde hacía tiempo. Estos jóvenes que incendian los autos de sus vecinos y que toman al asalto los símbolos del Estado –comisarías de policía, estaciones de bomberos, escuelas, gimnasios—y los símbolos del consumo –concesionarias de automóviles, oficinas bancarias, centros comerciales— no son la mayoría. Los que constituyen la mayoría, que or el momento tienen miedo y aguardan en casa, comparten sus motivaciones, ya que no el método. La muerte de dos de ellos, que un rumor rápidamente considerado plausible ha considerado víctimas de una persecución policial por supuesto –e inexistente— hurto, así como las irresponsables palabras del ministro del interior, que los describió al punto como "gentuza", no han hecho sino confirmar lo que ya sabían: que son juzgados a priori y sin pruebas como culpables. Es decir, que son ciudadanos de serie B, menos iguales que los demás en la patria que anuncia la egalité como una de sus divisas centrales.

No por casualidad, la consigna más recurrente en los barrios difíciles es la de «respeto». Exigen respeto a la policía, que en cambio interviene sin razón aparente y efectúa controles indiscriminados, mientras les deja a ellos inermes permitiendo que actúen impunemente bandas de vendedores de droga y verdaderos delincuentes. Exigen respeto a los empresarios, que no recatan sus recelos cuando los candidatos tienen nombres que suenan extranjeros. La discriminación existe en Francia, como lo demuestran las comprobaciones realizadas por Sos Racisme, incluso para acceder a las discotecas.

Pero es en el ámbito de la desocupación laboral donde más ha crecido esa discriminación. Esos jóvenes descendientes de obreros emigrados para trabajar en las fábricas de los años del boom, algunos de los cuales nunca han visto a sus progenitores levantarse de la cama para ir a trabajar, ya no saben a quién creer. El discurso oficial es de la «igualdad de oportunidades», que la escuela igual para todos debería garantizar. Pero sus escuelas son peores que las del centro de la ciudad; sus maestros, ni bien pueden, se largan en busca de aulas más calmas.

Un estudio ha revelado que la media de los chiquillos de la banlieue dominan un promedio de 400 palabras, mientras que sus coetáneos más afortunados disponen de un léxico de 2.500 palabras. Quienes no saben expresarse, encuentran desahogo en la violencia, pero es más sorda y más terrible la rebeldía que se acumula en quienes creyeron en la fábula del «ascensor social» mediante el estudio y hoy se hallan en el paro. O en la precariedad, si son afortunados (compartiendo aquí la suerte de otros jóvenes europeos, aunque falte un movimiento político capaz de canalizar esa rabia, en Francia como en otras partes). Ven como los caïd [jefes de bandas de delincuentes] se desplazan en grandes autos, único «modelo» real, mientras los pocos que se arriesgan se van de los barrios difíciles, como ha hecho ya la mayoría de los franceses de origen que han podido hacerlo.

Poco a poco se ido construyendo el ghetto, social y étnico, y hoy nadie puede asombrarse de que las reacciones sean de ghetizados: falta sólo que se extienda el repliegue identitario, que viene ya anunciado por la presencia de imanes radicales, aunque el fenómeno sea todavía incipiente. (Pero la confusión, conscientemente fomentada por la extrema derecha, entre inmigrantes y jóvenes franceses de origen inmigrante está ya creando un terreno abonado.) Y los políticos gobernantes, entretanto, libran entre sí una guerra banderiza, porque los tiempos de la política son cortos –tenemos las presidenciales de 2007—, mientras que los tiempos de la reconstrucción social son largos.

Traducción para http://www.sinpermiso.info/: Leonor Març

Anna Maria Merlo es la corresponsal en París del cotidiano comunista italiano Il Manifesto Il

Manifesto, 4 noviembre 2005