La vida.
Un puta broma de mal gusto.
jueves, noviembre 24, 2005
martes, noviembre 22, 2005
lunes, noviembre 21, 2005
30 años más libres.
Se van llevando la memoria,
queda en la historia una mancha, un borrón.
Mientras el resto sufre amnesia,
un viejo recuerda una canción,
de aquella lejana batalla donde pudo morir,
en una guerra no ganada,
a veces me pregunta por ti.
Se cree aún en la trinchera,
otra bandera, de otro color,
solemne en su viento ondea,
sobre la cima y en su salón.
A veces habla con fantasmas
de cuyo nombre se olvidó.
Vencidos, nunca regresaron
de su exilio interior.
Ni un momento, ni un recuerdo,
para los que perdieron, los que construyeron
la tumba, el mausoleo,
de la miseria, del carnicero.
¿Cómo esperas ganar sin ellos
las batallas que anteriormente perdieron?
Si han de callar, que callen aquellos,
los que firmaron pactos de silencio.
Tratan de convencerle, abuelo,
las explosiones han terminado.
Pero cuando sale a la calle,
Madrid parece bombardeado.
Y lee escritos en los muros,
gritos contra los que luchó,
y personajes de rostro oscuro
que le inculcaron el terror.
Y un día, sin darnos cuenta,
el viejo, con sus historias, se consumió
Y en la memoria de su nieto
sólo una huella, un leve borrón,
de aquella lejana batalla,
donde pudo morir,en una guerra no ganada
donde luchó por ti.
Donde luchó por ti.
27 años en las espaldas
Bueno, pues como es mi cumpleños, y no es un de los mejores que he tenido, me autofelicito yo misma.
Para el año que viene, sólo espero salud. Pa mí y pa los míos.Y me autodedico la canción que estoy ahora mismo escuchando. Una no muy conocida, pero con la que me autoidentifico mucho.Como podeis ver, este post está rellano de "autos". Y es que, en este cumpleños, no me apetece estar con nadie. Sólo conmigo misma.Los años pasan, pero nunca dejamos de aprender.Y yo he aprendido muchas cosas este año. Demasiadas para hacerlo en compañía.
NATASHA BEDINGFIELD
"Unwritten"
I am unwritten, can't read my mind, I'm undefined
I'm just beginning, the pen's in my hand, ending unplanned
Staring at the blank page before you
Open up the dirty window
Let the sun illuminate the words that you could not find
Reaching for something in the distance
So close you can almost taste it
Release your inhibitions
Feel the rain on your skin
No one else can feel it for you
Only you can let it in
No one else, no one else
Can speak the words on your lips
Drench yourself in words unspoken
Live your life with arms wide open
Today is where your book begins
The rest is still unwritten
Oh, oh, oh
I break tradition, sometimes my tries, are outside the lines
We've been conditioned to not make mistakes, but I can't live that way
Staring at the blank page before you
Open up the dirty window
Let the sun illuminate the words that you could not find
Reaching for something in the distance
So close you can almost taste it
Release your inhibitions
Feel the rain on your skin
No one else can feel it for you
Only you can let it in
No one else, no one else
Can speak the words on your lips
Drench yourself in words unspoken
Live your life with arms wide open
Today is where your book begins
Feel the rain on your skin
No one else can feel it for you
Only you can let it in
No one else, no one else
Can speak the words on your lips
Drench yourself in words unspoken
Live your life with arms wide open
Today is where your book begins
The rest is still unwritten
Staring at the blank page before you
Open up the dirty window
Let the sun illuminate the words that you could not find
Reaching for something in the distance
So close you can almost taste it
Release your inhibitions
Feel the rain on your skin
No one else can feel it for you
Only you can let it in
No one else, no one else
Can speak the words on your lips
Drench yourself in words unspoken
Live your life with arms wide open
Today is where your book begins
Feel the rain on your skin
No one else can feel it for you
Only you can let it in
No one else, no one else
Can speak the words on your lips
Drench yourself in words unspoken
Live your life with arms wide open
Today is where your book begins
The rest is still unwritten
The rest is still unwritten
The rest is still unwritten
Oh, yeah, yeah
Sobre Ronaldinho.
Maravillada aún por el partido del sábado, y con un gripazo que me ha mantenido en la cama hoy, día de mi cumpleaños, hasta estas horas en la cama, y meditando acerca de los 30 años de libertad (vigilada) que llevamos en este país, he encontrado este artículo sobre ese mago del balón que es Ronaldinho.
En fin. Pues eso. Un mago del balón, que además siempre sonríe. Lo cual se agradece, en estos tiempos.
El Balón de Ronaldinho
JULIO CÉSAR IGLESIAS
EL PAÍS - Deportes - 21-11-2005
La revista France Football concederá el próximo lunes su Balón de Oro y nos dirá lo que ya sabíamos: Ronaldinho es un juguete mecánico gobernado por un duende.
En la figura de este muñeco, armado en las misteriosas fraguas del Olimpo, coinciden dos propiedades del metal incandescente: una manera de agrupar las fibras y otra de combinar las articulaciones. Cuando arranca, movido por una violenta energía que procede del fondo de las células, la tensión recorre su cuerpo, tac, tac, tac, en una medida secuencia matemática. Es, de los pies a la cabeza, una lustrosa escultura en la que cada grupo muscular sucede al anterior y encaja en el siguiente con el inconfundible piñoneo de los autómatas.
Esa hinchazón atlética que permite distinguir las piezas de la maquinaria a través de la piel no limita su repertorio, pero impone a sus movimientos un punto de tosquedad. Por eso su estilo provoca sugestiones contradictorias en el espectador: sus potentes aplomos nos hacen pensar en un tractor de competición, pero sus quiebros, piruetas y torbellinos tienen el brillo azulado de la llama del soplete. Es una mezcla, por supuesto explosiva, de dureza y de calor.
Animado por sus genes brasileños, su juego tiene además el factor garrincha, un veneno hereditario cuyos efectos son imprevisibles: a veces ataca las neuronas, a veces violenta las rodillas y a veces desarma la cintura del contrario. Podemos explicar este fenómeno de dos maneras: o se trata de un legado natural o de un elaborado producto de escuela. Sabemos que, como en las carreras de relevos, el último talento de la lista aprovecha los avances de su antecesor: si el que llega pierde velocidad, quien recibe el testigo acelera. En la línea sucesoria es imposible concebir a Pelé sin Coutinho, a Tostao sin Pelé, a Zico sin Tostao, a Romario sin Zico, a Ronaldo sin Romario y a Ronaldinho sin Ronaldo; como es imposible concebir a Robinho sin Ronaldinho.
Con independencia de modas y debilidades, nunca recibe el balón dorado un mal futbolista. Sin embargo, algunos de los premiados, llámense Mathias Sammer, Pavel Nedved o Andrei Shevchenko, son en realidad aves de paso; seres que se transforman, dos años más tarde, en una memoria vaga de lo que el viento se llevó.
En cambio, Ronaldinho es emisario de una estirpe de deportistas superiores. Un enviado especial en el que se suman las condiciones del heredero y el precursor.
Sus venas conducen el pasado y el futuro.
Llevan oro líquido, fútbol de fundición.
En fin. Pues eso. Un mago del balón, que además siempre sonríe. Lo cual se agradece, en estos tiempos.
El Balón de Ronaldinho
JULIO CÉSAR IGLESIAS
EL PAÍS - Deportes - 21-11-2005
La revista France Football concederá el próximo lunes su Balón de Oro y nos dirá lo que ya sabíamos: Ronaldinho es un juguete mecánico gobernado por un duende.
En la figura de este muñeco, armado en las misteriosas fraguas del Olimpo, coinciden dos propiedades del metal incandescente: una manera de agrupar las fibras y otra de combinar las articulaciones. Cuando arranca, movido por una violenta energía que procede del fondo de las células, la tensión recorre su cuerpo, tac, tac, tac, en una medida secuencia matemática. Es, de los pies a la cabeza, una lustrosa escultura en la que cada grupo muscular sucede al anterior y encaja en el siguiente con el inconfundible piñoneo de los autómatas.
Esa hinchazón atlética que permite distinguir las piezas de la maquinaria a través de la piel no limita su repertorio, pero impone a sus movimientos un punto de tosquedad. Por eso su estilo provoca sugestiones contradictorias en el espectador: sus potentes aplomos nos hacen pensar en un tractor de competición, pero sus quiebros, piruetas y torbellinos tienen el brillo azulado de la llama del soplete. Es una mezcla, por supuesto explosiva, de dureza y de calor.
Animado por sus genes brasileños, su juego tiene además el factor garrincha, un veneno hereditario cuyos efectos son imprevisibles: a veces ataca las neuronas, a veces violenta las rodillas y a veces desarma la cintura del contrario. Podemos explicar este fenómeno de dos maneras: o se trata de un legado natural o de un elaborado producto de escuela. Sabemos que, como en las carreras de relevos, el último talento de la lista aprovecha los avances de su antecesor: si el que llega pierde velocidad, quien recibe el testigo acelera. En la línea sucesoria es imposible concebir a Pelé sin Coutinho, a Tostao sin Pelé, a Zico sin Tostao, a Romario sin Zico, a Ronaldo sin Romario y a Ronaldinho sin Ronaldo; como es imposible concebir a Robinho sin Ronaldinho.
Con independencia de modas y debilidades, nunca recibe el balón dorado un mal futbolista. Sin embargo, algunos de los premiados, llámense Mathias Sammer, Pavel Nedved o Andrei Shevchenko, son en realidad aves de paso; seres que se transforman, dos años más tarde, en una memoria vaga de lo que el viento se llevó.
En cambio, Ronaldinho es emisario de una estirpe de deportistas superiores. Un enviado especial en el que se suman las condiciones del heredero y el precursor.
Sus venas conducen el pasado y el futuro.
Llevan oro líquido, fútbol de fundición.
*Nota: En la foto, una muestra del "señorçio" de cierto sector merengue...
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